Nos encontramos ante un momento complicado para el futuro de nuestra enseñanza superior. Las subidas en las tasas universitarias y la reducción de las becas, todo ello añadido a la pérdida de poder adquisitivo de las familias, convierten los estudios universitarios en un bien de lujo, dejando así fuera de la Universidad a muchos estudiantes con escasos recursos o exigiendo un esfuerzo complicado para la situación de muchas casas.
En medio de este panorama, en el mes anterior hemos recibido en Zamora al rector de la Universidad de Salamanca. Si estas visitas suelen traer anuncios positivos, la última no ha despejado ninguna de las dudas que se ciernen sobre el futuro del Campus zamorano que tanto costó conseguir. El futuro de algunas titulaciones pende de un hilo, y si la Junta trata a Zamora como nos tiene acostumbrados, la reestructuración de las titulaciones en la comunidad autónoma reducirá la oferta educativa del Campus, cuando podríamos estar ante una buena ocasión para reforzar el abanico de las titulaciones presentes en Zamora e incluso para sumar nuevos grados o posgrados.
También llevamos años y años arrastrando las promesas del nuevo edificio para la Escuela de Enfermería: pese al reconocido prestigio de la Escuela y los buenos datos de matriculaciones, un año más los presupuestos de la Junta para el año 2013 no dedican ni un euro al nuevo edificio.
Los recortes también han llegado a los colegios e institutos, y en la provincia en varios centros rurales se ha eliminado la docencia del primer ciclo de la ESO. Además, situaciones como el exceso de alumnado por clase, la falta de calefacción, la eliminación de asignaturas optativas o programas educativos, las sustituciones imprescindibles por enfermedad y la reducción del profesorado son situaciones generalizadas.
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